lunes, septiembre 25, 2006

LA SEGUNDA


Domingo.
Cocina para invitados. Cerdo asado, arroz y frijoles negros.
La tarde se ha espesado como el menú. Con la diferencia de que no prometía nada.
Al final se veía la luz de la cena como la salida de un túnel de indefinición.
Y eso que la mañana tuvo el desayuno madrugador de las carreras de motos; pero, claro, a las 7 de la mañana de un domingo uno está aún poco receptivo.
Ahora, cuando ha terminado la jornada futbolística, me iré a dormir con la rabia de no haber ganado al Valencia. Empate a 1. Un resultado lamentable, miserable.

Santito cada día nos hace más felices y nos sorprende con sus palabritas, sus gestos.
Quería haber escrito su historia desde que nació, hace casi 2 años. La verdad es que cada día encuentro razones para empezar de nuevo, para un capítulo distinto, inimaginado.
No es momento para arrepentirme de no haberlo hecho antes, pero casi.

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