viernes, septiembre 29, 2006

V


Hoy, como los romanos. Hay que mantener estas viejas costumbres.

Siempre que me siento aquí es de noche, aunque por mi trabajo vaya cargado todo el día con este portátil.
Y la noche se me hace más dócil que el día desde hace ya mucho.
Trasnochar encontrando inspiración para cualquier cosa; para organizar la casa, para escribir a los amiguetes, a ese amigo invisible que nos habla desde lo hondo.
El silencio y el murmullo del televisor se han hecho socios; se solapan el protagonismo el uno al otro.
Pasa un coche, una moto luego. Y en ocasiones, un autobús vacío.
Las calles son estrechas, seguro que alguien ve lo que hacemos los demás.

Con el tiempo le he cogido cariño a este lugar. Será porque es el primero para nosotros en muchos sentidos.
Incluso Santi jr parece feliz saltando, haciendo carreras por las aceras, tocando las paredes con las manos para ver cómo se manchan sus deditos.
Siempre que las ve, saluda a María y Adela. Ambas están encantadas con él. Y nunca les niega una sonrisa.

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