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Tenemos unos vecinos que a veces pienso que no nos los merecemos.
Hoy entraba cargado con el cochecito de Jr. y cosas del trabajo al piso, y me sale Toni diciendo que están preparando calçots arriba, y que me bajaba un "feix" -manojo- ya hecho para que los probásemos.
Ante tal oferta mi capacidad de negativa es 0 absoluto. ¿Quién puede rechazar nada semejante?
Lo de los calçots es un rito. Más que una tradición. Todos los inviernos hay que probarlos por lo menos en una ocasión; da igual dónde.
No voy a describir lo que son, para eso me remito a una búsqueda paciente en cualquier Google, o libros de cocina catalana. Por ejemplo.
Lo que sería curioso analizar es por qué nos ponemos así de guarros cuando los comemos. Las manos y la cara se tiznan con el negro de la brasa en el calçot. Añádele a eso el hecho de comerlos sin cubiertos, y mojándolos en salsa romesco.. ¡¡Delicioso!!
-Sin orgullo añadido he de decir que no tenía tal salsa en casa, ni ingredientes para prepararla.
No obstante la he sustituido por un sucedáneo -los expertos y gourmets pueden tacharme de aberrante- a base de: tomate solis, mayonesa, ketchup heinz, salsa perrins, alioli, pimentón dulce, salsa curry&piña heinz, viandox y unas gotas de aceite(porque no tenía más). Las cantidades fueron calculadas a boleo. No puedo dar más detalles, pero lo importante es obtener el color característico del romesco. Creo que en esta ocasión el sabor ha sido el complemento. Y no estaba mal.
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